Las terrazas, ese gran atractivo de muchos locales, son en gran medida partes no permanentes del local y, al quedar al aire libre, deben de recogerse cada noche para volver a montarse al día siguiente. Para poder realizar este trabajo, es imprescindible contar con sillas apilables. En este caso serían una necesidad, no una opción, pero las sillas apilables también pueden dar mucho de sí en otro tipo de locales.
En los salones de bodas y de comidas en general en los que es posible alquilar uno de los departamentos para una celebración privada, el cliente decide como quiere distribuir las mesas y también cuántas personas van a acudir al evento. Esto hace imposible contar con muebles distribuidos de una manera fija, ya que personalizar el salón es una de las primeras exigencias de quién lo alquila.
Las sillas apilables ofrecen dos ventajas importantes: por un lado permiten almacenar las sillas en un espacio mínimo, cogiendo solo aquellas que son necesarias; por otro permite tener siempre a mano algunas de repuesto por si finalmente se presenta más gente de la prevista o por si hay que improvisar una mesa para un grupo que llega de manera inesperada.
La solución de poner las sillas que no se utilizan en el perímetro del local, pegadas a la pared, quita al salón gran parte de su elegancia y de su imagen y aunque hace años podía ser algo tolerado, pocos clientes permiten algo así hoy en día. Hay que cuidar al máximo la estética, porque la competencia es grande.Disponer de un almacén donde guardar las sillas apiladas es en estos momentos algo que todo local que se precie y que cuide su imagen debe de tener.
Es preferible perder un poco en la estética de la silla, que se puede cubrir con una bonita funda cuándo se use, y no escoger un modelo muy bonito pero que no permita su almacenaje, a no ser que se disponga de un gran espacio para guardar las que no se utilicen.