Las pequeñas heladerías están muy de moda, ya sean las pertenecientes a famosas franquicias o los negocios independientes que tratan de conseguir un espacio en el mercado de estos deliciosos dulces, que ya no se venden tan solo en verano.
En el caso de los negocios independientes hay dos opciones que son las más recurrentes cuando se piensa en este negocio. Por un lado está la creación de pequeños establecimientos en los que lo fundamental es una barra y una gran variedad de helados que el cliente compra para consumir en la calle. En este tipo de locales apenas hay un par de mesas, más para que se siente alguna persona mientras espera su turno que para tomarse allí lo comprado. Algunos, los más privilegiados, cuentan con una pequeña terraza en el exterior.
Helados de autor
La segunda opción, que nos parece la más interesante de cara a sobrevivir todo el año, es la creación de una heladería cafetería. Aunque el producto estrella del local sean los helados, este tipo de establecimientos no se limita a los clásicos cucuruchos, sino que sirve copas y combinaciones de bolas con licores y refrescos o deliciosos batidos naturales con frutas.
Sin limitarse a los clásicos Banana Split, que si bien siempre tendrán su público ya no llaman la atención, en estas cafeterías pueden parar desde aquellos clientes que quieran celebrar un cumpleaños de la forma más refrescante, hasta los que quieren parar a tomar un simple café.
Para la decoración de estas heladerías hay ciertos tonos que se han puesto de moda: los verdes, amarillos y naranjas parecen inspirar frescura y nos trasladan a los característicos colores de las frutas naturales con las que se realizan los cremosos helados. Sillas como los modelos Top Gio, o algunos tonos de la silla Colette parecen transmitir al cliente todo el delicioso sabor y frescor de los productos de este tipo de negocios.