Todos queremos disfrutar de comodidades cuando vamos a un hotel, pero para que el disfrute sea completo, queremos que, además, tenga carácter, por eso, un hotel del siglo XIX con las comodidades más modernas, es la combinación perfecta.
Hoy nos paseamos por las bulliciosas ramblas barcelonesas. Entre su gentío avistamos un enorme edificio de planta serena y corte postmodernista. En 1890 este edificio albergaba un seminario conciliar, pero al poco tiempo el arquitecto Josep Oriol Mestres lo reconvirtió en la residencia personal de los Marqueses de Comillas quienes tenían allí mismo el negocio familiar, la Compañía Transatlántica.
Poco después, allá por 1929 albergó la primera gran multinacional española, la Compañía de Tabacos de Filipinas que llegó a tener un servicio propio de navíos y una compañía de ferrocarril para transportar sus propios productos.
En 1998 un grupo hotelero se encargó de la restauración del edificio y lo transformó en el lujoso y pacífico hotel que hoy puede albergar a casi 300 personas. El nombre del hotel se debe a que su estructura y fachada conservan el aire colonial que lo hizo importante en su época y a día de hoy es el único hotel de estilo colonial en el que uno puede albergarse en Barcelona, dejándose llevar por sus lujosas y únicas estancias.
El Spa del hotel que hoy día nos transporta a un oasis de paz y tranquilidad, sirvió en su día como caja fuerte de la Compañía, donde sellos y monedas de oro se apilaban bajo vigilancia y en sus salones coloniales Jaime Gil de Biedma compaginó su trabajo como directivo de la Compañía de Tabaco de Filipinas con su creación literaria, una de las más importantes de la poesía moderna española.
Cuando una se pasea por hoteles de este tipo tiene más y más claro que cada vez es más importante que el huésped encuentre, además de comodidades, indiscutibles e insustituibles, el carácter que la historia ha dado a cada edificio aunque su concepción no fuese en un principio la de un hotel o restaurante.
Sus comodidades están reflejadas en un mobiliario para hostelería único, articulado con sofás de diseño, de varios tamaños y sillas innovadoras que casan a la perfección con un estilo histórico y tradicional. Recurrir a un mobiliario de vanguardia en locales con solera es casi siempre un acierto, porque rompe con la idea de ‘lo antiguo’ para acercarse a la idea de ‘lo histórico’, mucho más atrayente. Sillas lisas de comedor, combinadas con sillas vestidas con telas isabelinas, que sirven a mesas diáfanas y casi siempre blancas o de madera es una receta perfecta.
Y tú ¿has conocido algún hotel del Siglo XIX con las comodidades más modernas? Cuéntanoslo para que podamos visitarlo y contarte más cosas sobre él.