Para disfrutar de un buen vino es importante elegir bien la copa. En SillasMesas te enseñamos qué tipo de copas de vino existen y cuándo elegir cada uno.
Ya te habíamos hablado de los distintos tipos de copas que se emplean en hostelería sin distinguir el tipo de bebida para el que se emplean, sin embargo, los vinos son otro mundo, donde la elección de la copa influye en cómo es percibido y degustado. De hecho, ¿sabías que existen más de diez tipos de copas diferentes para vinos? Más grandes o más pequeñas, con el tallo más corto o más largo, y con el balón más o menos amplio. Todos estos detalles ínfimos, que a priori parecen insignificantes, influyen en la cata de un vino.
Las diferencias que se pueden apreciar gracias a estos detalles son tan grandes que incluso una persona con poca experiencia en el mundo de la cata de vinos podría percibirlas. El tipo de cristal, la forma, el pie, el diámetro del borde son algunos de los elementos clave que definen el tipo de copa y que influyen en la cata y degustación del vino.
Cuestiones a tener en cuenta de las copas de vino
Todo influye a la hora de probar un vino, desde la temperatura, hasta el cristal o la forma de la copa. Estas deben de tener el cristal liso, transparente e incoloro; libre de labrados o, inclusos, colores.
El cristal tiene que ser extremadamente fino, con un grosor recomendable de un milímetro, y su largura nos debe permitir coger la copa del tallo o pie con los dedos sin tocar el cuerpo o cáliz de la misma. Estas características nos permiten observar el vino y apreciar si tiene impurezas o no, y también estudiar sus matices de color.
Por otro lado, el diámetro del borde también es una parte importante ya que define la inclinación de la cabeza a la hora de beber, y la postura llevará el vino hacía una zona y otra de la lengua, donde percibimos los sabores más importantes (dulce, ácido, salado y amargo).
Los 5 principales tipos de copas para vino
Borgoña
Es una copa grande, con un cáliz voluminoso, un cuello ancho y el tallo largo. Se emplea para vinos untuosos que no sea jóvenes y soporten bien la oxidación, como Rioja y Ribera, ya que es una copa que permite que suban más los aromas.
Burdeos
Esta copa tiene un cáliz más alargado que la copa Borgoña y el cuello algo más cerrado. Es la copa estándar para los vinos tintos. El cuello largo permite que se concentren los aromas y también que la copa se pueda agitar para despertarlos.
Chardonnay
Es una copa con el tallo algo más bajo, cáliz chato y de cuello amplio. Se utiliza para vino blanco, especialmente los afrutados, porque los vinos de esta variedad suelen ser bastante afrutados y ofrecen sus aromas en el primer sorbo, por lo que no es necesario un cuello estrecho que los concentre.
Oporto
Este vino singular tiene su propia copa, de cáliz ancho y con un cuello que se va cerrando para concentrar el aroma. Es una copa que también sirve para vinos de aroma fuerte y dulzor como el Pedro Ximénez, el Jerez y otros vinos olorosos como el fino Montilla-Moriles.
Flauta
Esta copa se emplea para cava o champán, con un cáliz estrecho de forma que el gas pueda tener su salida, pero sin perder la fuerza de inmediato.