Hoy nos trasladamos a Berlín para conocer el precioso y espectacular restaurante Katz Orange. El dueño de Katz Orange (gato naranja en alemán), se inspiró en un viaje que hizo a Perú donde conoció a un sacerdote espiritual que era dueño de un gato anaranjado. Al entrar en la hermosa brasserie, se podía imaginar que estaba sentado en la cabaña de montaña de este chamán con un gato anaranjado, rodeado de artefactos indígenas y tapices kilim pasados de generación en generación.
A quienes les guste descubrir nuevos lugares llenos de encanto Katz Orange les robará el corazón con su increíble colección de kilim, todas esas ricas texturas bohemias en cojines y alfombras y su ambiente tan acogedor. Los tonos rojizos se hacen presentes en toda la decoración con pequeños detalles que aportan calidez a las diferentes estancias.
El mobiliario mezcla piezas vintage con otras de aspecto ajado que aportan ese toque de misterio en el restaurante. Podemos observar mesas de madera bajas con antiguas butacas, bajos taburetes y sillas de madera de muchos estilos que se mezclan entre sí. Para dar mayor profundidad al espacio un gran espejo está colocado en el muro de ladrillo del final del comedor.
En las estanterías que recubren los comedores podemos ver curiosidades antiguas, imágenes del folclore Americano y libros muy ajados. Con tanto bonitismo los clientes encuentran dificultades para concentrarse en la conversación de la mesa.
El propietario alemán Ludwig Cramer-Klett también toma la inspiración de su chamán peruano cuando se trata de la ética del restaurante, asegurando que sus chefs sólo trabajan con ingredientes que se producen con respeto hacia las personas, animales y plantas. Y es que además tienen su propio huerto en el sitio. El chef Daniel Finke está tan inspirado en la cocina gourmet, como está por los platos elaborados por las madres y abuelas.
Y como guinda del pastel, todos los domingos tienen jazz en vivo y degustación de vinos.
Jazz en directo, cojines y las recetas de la abuela. ¿Me reservas un vuelo a Berlín?