El personal de un local de hostelería es clave para fidelizar a los clientes. Si estos reciben una buena atención y se sienten a gusto, volverán otras veces y pueden acabar por convirtiéndose en habituales del local.
Estos clientes satisfechos son una gran herramienta de propaganda ya que con el boca a boca pueden dar a un negocio más clientes que una campaña publicitaria profesional. Pero hay una clave que puede atraer a los clientes a nuestro local por primera vez y que además contribuye a que se vayan contentos y con una buena sensación: el mobiliario.
Belleza y confort
Unos muebles bonitos, atractivos y escogidos con buen gusto son una pieza clave en la decoración de un local de hostelería. Y una buena decoración atrae las miradas de las personas que pasan ante la puerta y el escaparate del mismo, invitando a entrar al mismo.
Cuándo no se tienen referencias de un local, su imagen es la tarjeta de presentación que hará que el potencial cliente se decida a entrar o prefiera continuar buscando otro lugar.
Pero de nada vale que estos muebles sean llamativos y modernos si cuándo el cliente se sienta en las sillas no se siente cómodo, o las mesas son de mala calidad y se mueven haciendo se vierta parte de las bebidas.
Los muebles para hostelería deben de ser acordes con el tipo de negocio. Un mesón donde la especialidad son las raciones para grupos debe de tener mesas amplias, dónde puedan acomodarse grupos fácilmente. Los asientos preferiblemente no muy grandes para que no se creen excesivas distancias, dando preferencia a los taburetes.
Pero en una cafetería el tamaño de las mesas ya no es tan importante, siendo en cambio fundamental tener unas sillas o sillones lo suficientemente acogedores como para que los clientes se sientan a gusto charlando durante un buen rato, tan cómodos como si estuvieran en sus propias casas.